Tiempo líquido, noviembre gotea como lágrimas incensantes sobre nosotros, sobre la tierra sellada por el concreto que ya no absorbe la lluvia sino que la represa convirtiendo a esta ciudad tropical en una Venecia subdesarrollada e involuntaria. Noviembre, mes de la Patria, que se ve deslucido por el escándalo y el desdén, la indolencia ante el sufrimiento del pobre y las soluciones cosméticas. Noviembre se va diluyendo con las ilusiones de un año, como todos, plagado de promesas incumplidas y deseos que no se concretaron.
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